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En Veladas queremos construir una experiencia de encuentros y de escucha, un espacio de empatía y de confianza en el que desatemos los nudos de garganta que durante siglos hemos anidado las mujeres. Veladas abre una posibilidad de conocer lo que han dicho, sentido, pensado y creído las mujeres colombianas a través de la escritura. Nos interesa acercarnos particularmente a voces marginales, poco conocidas o poco difundidas, ampliando así los márgenes por los que circula la palabra escrita en nuestro país.

En Veladas exploramos modos que permitan otras vidas posibles para los textos, llevándolos a los cuerpos de participantes y espectadores. Más allá de las formas tradicionales de leer y de compartir un texto, Veladas acciona otras maneras de conectar con la palabra.

Veladas es un lugar donde nos transformamos en viento, en voz y en cuerpos ajenos por instantes. Cuando leo desaparezco, porque todas las mujeres que me habitan empiezan a hablar y no me resisto, no puedo resistirme, quiero escuchar lo que van a decirme.

Cada vez como la primera vez.

 

Ima Lady Torres Tocora

En- veladas

     Ella se sentó a escuchar lo que murmuraban. Quedó hechizada con esos espíritus materiales que atravesaban el velo. Un velo sucio, transparente, tan vivo como muerto, tan limitante y plástico al mismo tiempo. Los mate-espíritus huían de sus portadoras, salían expulsados como hechos para colonizar el aire. Se esparcían por el concreto, por el pasto, por los cables de la luz y llegaban incluso a los oídos que se rehusaban a percibirlos. Esas voces recorrieron su cuerpo, lo envolvieron en arrullos y lo perturbaron con intermitencia.

 

Cuando se sintió a si misma llorando de dolor y de alegría se dio cuenta que su propio meta-espíritu ansiaba salir a jugar no solo con el viento sino con los otros de su misma clase. Esa reunión de voces la hacía sentir segura, acompañada y soportada por una materialidad diversa que actuaba como un derrotero-emisor de ondas tejidas por las narrativas de guerreras que viajaban a través del tiempo y se encarnaban en los cuerpos de aquellas que osaban revivirlas.

 

Navegar la materia del cuerpo, de la palabra, de la historia. Explorar-se, desentrañar-se y volver a sí. Encontrar-se, descubrir a otras, unirse, segregarse y volverse a unir. Ser origen, ser réplica…ser onda. 
 

Inés Rodríguez

Un murmullo crece hasta ser cuerpo que fluye. Flotante y volátil es este cuerpo hecho de voces trenzadas en un sonido arcaico e ininteligible que habla, que no para de hablar, sin que por ello sea fácil encontrarle sentido a lo que dice. Arrastrado por su propia corriente este cuerpo se extiende como una riada sobre la que, cada tanto, brota el sentido: destellos de lenguaje en frases o en palabras que estallan sobre la superficie del coro. 

 

Vamos hasta el fondo de la voz de las mujeres que han escrito alguna vez; exploramos nuestras propias voces ahogadas, las de nuestras madres y las de nuestras abuelas. Dejamos que esas voces inunden nuestro cuerpo, que lo escalen y que salten desde allí. En nosotras resuenan voces antiguas y nuevas, muchas con siglos esperando. El propio sentir de cada una le da cuerpo y forma y tono a la voz que se alza en el coro de Veladas.  

 

Carolina López Jiménez

Veladas fue y sigue siendo una invitación. Una invitación a reunirnos, sentirnos, hablarnos, escucharnos, leernos; a respirar, a gritar, a cantar, a estar en silencio y a llenar un espacio con nuestras energías. El velo y las palabras escritas por mujeres nos convocaron y nos siguen convocando a experimentar, a descubrir, a dejar que todo fluya bajo una misma necesidad que todas compartimos: estar ahí. 

 

Hanna Thiesing

Ahí, atrás o adelante, afuera o adentro, yo-ellas-nosotras. La respiración se escapa entre las miradas invisibles de los cuerpos que deambulan, resistentes, silenciosos o llenos de lágrimas que se han vuelto voces. Estamos presentes ante el muro del querer ser otras-de otras.

 

Paola Correa

Sentir desde la voz.

Sentir mi voz ha sido un poco difícil al reconocer ese soplo de viento que sale por mi boca,

ese soplo que saca todo lo que quiero decir y aquellos silencios que se filtran en mi existir.

Mi sentir lo he expresado desde mi cuerpo, el preguntarme por el sentir de las demás desde esta perspectiva; pero al explorar mi sentir desde la voz ha sido una experiencia extraña al aceptar mi voz tenue y delicada, que en algunos momentos se torna agresiva al no ser escuchada. 

Explorar mi voz desde otras voces me ha abierto a otras posibilidades de sensibilidades, dar a conocer voces desde la mía es traspasar fronteras, aquellas que nos llevan a la indiferencia, el egoísmo, la insensibilidad. Ser parte del cambio es dar a conocer aquellas voces que poco o nada han sido notorias en un país indolente, es dar la posibilidad de abrir espacios para que más personas puedan alzar sus voces y descargar un poco aquellas cruces que tanto nos aferran a un mundo oscuro y desalmado.  

El hablar y exaltar lo que sentimos por medio de la voz es sanar un poco el alma, hace poco escuche esta frase que me caló hasta los huesos “sí te duele la garganta, canta”, esto ha sido un gran encuentro conmigo misma el explorar mis dolores a través del canto.

El vibrar al cantar, bailar, amar es vibrar con todos los universos…

Kro Sanz Persépolis 

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Filippa Prietov

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